viernes, 26 de septiembre de 2014

MODO SILENCIO

En esta era de la tecnología quién no tiene un móvil. Se ha vuelto una de esas herramientas imprescindibles que uno se pregunta cómo narices nos las hemos podido arreglar sin ella hasta ahora. Se supone que todas esas cosas nos facilitan la vida y nos hacen estar en permanente comunicación con otras personas. Supongo que con ese propósito se crearon las redes sociales.Y es que el ser humano tiene necesidad de estar en contacto con otros de su especie igual da el país o lugar en el mundo en el que se halle, necesidad le esta impuesta de comunicarse. 

Tal vez nos hemos convertido en unos adictos a todas estas modernidades. Facebook, Twitter, Instagram, Tuenti y demás redes sociales sin olvidarnos de las diferentes aplicaciones existentes, prácticamente una para cada cosa que quieras hacer. Y buscando entre esas aplicaciones "movilísticas" encontramos la joya de la corona... WathsApp. Se nos acusa (me incluyo) de estar enganchados a todas estas aplicaciones en general y al WathsApp en particular, pero yo me pregunto, ¿estamos enganchados al smartphone o estamos enganchados a la persona que está al otro lado y que interactúa con nosotros?

Ciertamente es triste ver a un grupo de amigos cada cual con su smartphone enfrascados en otras conversaciones como si no tuvieran nada que decir salvo con el que está al otro lado del teléfono. En eso creo que hay que mejorar sin ninguna duda. ¿Nos valemos de estas aplicaciones para comunicarnos más o éstas hacen que nos aislemos más? No estaría mal una reflexión de parte de cada uno de nosotros. Y sí, esto también da para escribir una poesía o como lo queráis llamar, pero estoy segura de que mas de uno se sentirá identificado con esa sensación de vacío por el Wathsapp no contestado.

"Tengo el móvil en modo silencio
para que no despierte los sueños ajenos.
Llegan los mensajes que vibran bajo mi almohada
como mi corazón en tu palma
expuesto y tembloroso,
lo puedes lanzar jugando al frontón
o lo puedes guardar en tu memoria interna de contactos.

Tengo el móvil en modo silencio.
Solo la luz parpadeante me sugiere tu deseo
por mis manos, por mi cuerpo
que se enciende con tus letras
siempre listo para ti.

Tengo el móvil en modo silencio
y su silencio me asusta
porque es tu silencio,
tu ausencia de luz en mi pantalla.

Y mi cuerpo se silencia,
mi corazón ya no está en modo "on"
y mi móvil muere y muero yo."

sábado, 20 de septiembre de 2014

SENSACIONES

A veces tengo la terrible sensación de que nada de lo que hago está bien o que todo lo que hago está mal. Es una sensación tan desagradable como la arena en los ojos o la mirada lasciva del gordo apoyado en la esquina.

Cuando tengo uno de esos días en los que parece que no doy ni una me pregunto qué narices hago yo en este mundo. Gracias a Dios esos arrebatos me duran lo que tardo en escribir esta entrada.

Añadamos a esto la sensación de tener que ser perfecta, estar perfecta y sonreír perfectamente. Como si una no tuviera derecho a tener un mal día. Si tu entorno te ve mal repercute en todos ellos, ¡leches pues sí que soy importante! O que constantemente te estén recordando que tienes una edad y que esto o aquello no es apropiado. Esta es una sensación peor que las anteriores y la odio con todas mis fuerzas, sí, porque cuando odio es siempre con todas mis fuerzas, no sé odiar flojito, del mismo modo que no sé amar flojito. De hecho quiero que en mi epitafio ponga "Odio estar aquí con todas mis fuerzas", porque todos mis sentimientos son con todas mis fuerzas, no tengo termino medio, para pesar de muchos y tal vez del mío propio. 

Dicho esto, pido solemnemente que se me deje de juzgar, que se me deje sentir y vivir como me sale... del alma.

lunes, 8 de septiembre de 2014

UN NIETO

Hay experiencias en la vida que nos marcan para siempre, como el casarse, el tener un hijo o la muerte de un ser querido.

Todas estas las he experimentado y han dejado una huella indeleble en mi persona. Pero hay una vivencia extraordinaria que me está tocando vivir ahora mismo, la de ser abuela.

Mucho había leído y oído sobre lo extraordinario de tener nietos. Absolutamente todos los abuelos que conozco coinciden en que es algo único y entrañable. Pensaba que esa apreciación era un tanto exagerada pues para mí lo más extraordinario y maravilloso de esta vida es ser madre, (o padre, vamos). Sin duda mis tres hijos son lo mejor que he hecho en mi vida, un pleno en la diana de mi existencia. Pero hace cuatro días fui abuela, sí joven pero abuela y he de decir que es tan maravilloso y extraordinario como ser madre.

Cuando vi a mi nieto por primera vez, ese ser tierno, esa manzanita dulce, me pareció lo más hermoso que he visto nunca. Y cuando por fin lo tuve en mis brazos, fue uno de los momentos más sublimes de mi vida. Aquella criaturita llevaba mi sangre, era parte de mí, mi descendencia. Tantos sentimientos han inspirado mis relatos, mis poemas que naturalmente esta personita que acaba de llegar a mi vida no podía ser menos. Así que aquí os dejo estos versos que salieron con solo pensar en el roce de su piel.

"Te hiciste de rogar,
nueve meses y nueve días,
de amarte en tu silencio,
de amarte en tu oscuridad.

Se gestó mi amor
en las entrañas de tu madre
y creció al ritmo de tus tejidos
al ritmo de mis sentidos.

Llegaste al mundo
sin ser fruto de mi vientre pero
siendo fruto de mi propia sangre.

Eres mi herencia
en los caudales del mundo, 
completando mi círculo, 
completando mi orgullo.

Estarás para siempre
en cada esquina de mi alma,
de la mano de tu padre
que fue mi parto
que fue mi gozo.

Te hiciste de rogar
pero ya te tengo entre mis brazos.
Serás mi consuelo, 
serás la luz en mi vejez."