miércoles, 22 de julio de 2015

LOS BESOS NO SE GASTAN

"Los besos no se gastan, siempre se pueden dar más."

Segundo libro que leo de Raquel Martos, aunque fue este el primero que publicó, que como el anterior ha conseguido encandilarme y llegarme al alma. Una novela que habla de la amistad hasta el final, de esas amistades que son para siempre, desde la infancia hasta el final de la vida.

Raquel Martos tiene algo en su manera de escribir tan auténtica, tan real, que al final consigues identificarte con cada uno de los personajes, unos por una cosa y otros por otra. Transmite los sentimientos de las mujeres como pocos escritores logran y cuando te sumerges en su lectura piensas en ocasiones "creía que esto solo me pasaba a mí".

Las protagonistas, Eva y Lucía, aunque más jóvenes que yo, les tocó, como a mí, vivir la España de los años setenta, de la tele en blanco y negro, de jugar a la comba en la calle y del hula-hop. O la época de correr como locas por el pasillo de El Corte Inglés (eso también lo he hecho yo, y lo de perderme para volver a casa y todo lo que se cuenta en este incidente en la novela) para pillar hueco en la firma de discos de los Pecos. Mis queridos Pecos, qué nostalgia, (aun conservo sus discos de vinilo) qué de lloros en la noche de amores imposibles de guitarra... Siempre que salen a relucir los Pecos me acuerdo de mi amiga Ana, que recordando viejos tiempos como dos adolescentes fuimos a verlos en su gira de 25 años, coreamos sus canciones y les gritamos lo guapos que eran. Conseguimos por fin, 35 años más tarde, la firma en el disco y un beso de Pedro y otro de Javier. (A mí me siguen pareciendo igual de guapos).

Tras este inciso, imprescindible para mí, vuelvo al libro, vuelvo a Eva y a Lucía que con siete años se conocieron por un revés en la vida y cabellos trasquilados, forjando una amistad que perduraría en el tiempo. Viviremos con ellas su infancia, su pubertad, su adolescencia, sus primeros besos y sus primeros amores. Tengo un poco de Eva y un poco de Lucía, comprendo su amistad que va más allá; de unos lazos tan fuertes que al final es como si fueran de sangre. Una amistad de confidencias y secretos, porque de esto va esta novela, de la amistad por encima de desencuentros y espacios en el tiempo. Pero también trata del amor, el que cada una de las protagonistas siente, en su primer beso, su primera cita o el amor con la persona que deseas compartir tu vida, la que llega a ser "una parte de ti, como un órgano tuyo, como el corazón o los pulmones" con la que te besas y llegas a decir "más que besarnos, nos respiramos".

Esta novela es para mí un homenaje a todas las mujeres que con valentía se enfrentan a las duras pruebas que la vida nos suele deparar. Y recordad, "los besos no se gastan, siempre se pueden dar más". Así que no escatimes en besos, de amor, de amistad, de cordialidad. Pero tampoco des 'besos que no quieres porque es como tirarlos a la basura'.

Felicidades Raquel, una vez más por plasmar unos sentimientos tan entendibles y tan identificables.

PD. Os dejo el enlace a mi reseña del libro de Raquel "No Pasa Nada y Si Pasa Se Le Saluda".

http://buhonerodelaurora.blogspot.com.es/2014/05/no-pasa-nada-y-si-pasa-se-le-saluda.html

lunes, 13 de julio de 2015

MORIR DE AMOR


El amor, ese sentimiento capaz de mover el mundo, tu mundo, mi mundo. Ese sentimiento que varía en intensidad, que tiene diferentes nombres y de ningún modo deja  a nadie indiferente. O amas o eres amado o sufres el desamor o sufres por no haber amado.


El otro día conversaba con una persona a la que adoro, sobre la poesía y la incidencia de ésta del sufrimiento en el amor. Él no podía comprender cómo el amor se puede basar en el sufrimiento. Para mí es completamente comprensible vivir el amor con tanta intensidad que duele, tanto si es correspondido como si no. Y me decía que  uno debería recrearse en lo placentero y no en el dolor. Cierto, amar y sentirse amado es lo más placentero y sublime de la vida pero para mí de ningún modo es esto incompatible con el dolor.

"Baso mi amor en la esperanza y en la felicidad que la persona a la que amo me proporciona." Estas fueron sus palabras textuales sin duda acertadas.

Morir de amor son palabras que hemos escuchado en canciones como aquella de Miguel Bosé, o en poemas o en novelas o en citas de películas. Y el otro día una amiga lanzaba esta pregunta al aire en una red social "¿se puede morir de amor?" y yo digo...ojalá.


Me preguntas si se puede morir de amor
y yo te digo que ojalá fuera posible.
Porque me duele amarte, me quema el alma
y las cuencas de mis ojos.

En el desgarro de mis muslos y la humedad de mi cama,
vivir la muerte de amarte con prisa, sin pausa.
Quizás me sorprenda la muerte sin haber terminado de amarte
y venga con su guadaña a balancearme ante tu rostro
añadiendo la tortura de un final inminente.

Ojalá fuera posible morir de amor
y colgarme de tus pies y que sean ellos los que me columpien
desparramando mis emociones
que otros pisan mientras se burlan.

Son necios que se niegan a amar por miedo a morir,
por miedo a cicatrices visibles a los ojos del próximo amante
ese que pasa de largo
el que se sube y se baja por temor a morir de amor.

Ojalá se pudiera morir de amor.

jueves, 2 de julio de 2015

MUSLO TATUADO

"Si no sientes celos alguna vez es que no has amado nunca." Esto dicen algunas personas sobre ese sentimiento que te puede matar por dentro, agujereando tu alma como un misil al que no has visto venir y te golpea destrozando la lógica de tu mente. Y crees que te vuelves loco al mismo tiempo que en tu locura reconoces que ese sentir carece de fundamento.


Bueno estos deben ser los llamados celos patológicos que te impiden pensar, razonar y actuar con lógica. No creo que para estos haya cura pero es importante analizar que lo más probable es que esos fantasmas que a veces vemos, en realidad no existen. 



El problema, por llamarlo de algún modo, es que vemos a nuestra pareja como el ser más maravilloso sobre la tierra, el más hermoso, el más adorable y todo eso que hemos visto en nuestra pareja, porque él o ella se ha abierto a nosotros como nadie, tememos que otros lo vean, porque irremediablemente si lo ven se enamorarán perdidamente y tu pareja tendrá tant@s rendidos a sus pies que podrá elegir, y crees que te descartará porque se aburrió de ti, porque ni tú mismo crees en ti.



Absurdo, no hay otra manera de definir ese sentimiento que no solo hace muchísimo daño al que lo sufre, sino que puede llegar a romper la relación y eso es precisamente lo que no queremos. La confianza en nuestra pareja, si es una relación sana, es fundamental. Él o ella nos eligió a nosotros para compartir la vida, las risas, los llantos, el amor y la pasión.



Sé que es fácil decirlo pero no tan fácil ponerlo en práctica o aleccionar a nuestra mente de que eso es lo mejor para la relación, sobretodo cuando es este un sentimiento difícil de someter o controlar. Quizás sea buena idea decirle con tacto a nuestra pareja como nos hace sentir el que quizás sea cariñoso con otr@s aunque lo más probable es que sea precisamente ese cariño que demuestra el que nos enamoró. Tampoco podemos pretender que esa persona de repente vaya en contra de su naturaleza y exijamos que sea arisco con otros. Y en ningún momento me estoy refiriendo al tonteo, lo cual sí sería motivo para quizás sentir celos.



En cualquier caso es una reflexión de estas que se me pasan por la cabeza y que siento la necesidad de compartir. Y todo esto para que leáis unos versos que así como quien no quiere la cosa me salieron. 


"Solo deseo el roce de tus palabras en mi boca,
solo tu aliento quiero beber
solo tus gemidos quiero saborear".

Tatuadas en mi muslo tengo tus palabras
para no olvidar que me amas
cuando otros suspiros se cuelan por mi ventana.

Tatuadas en las palmas de las manos
para que el llanto no se lleve las letras
cuando me derramo por ti.

Y te odio por desatar la podredumbre de mis huesos
que se consumen en otras cisternas
que te ofrecen su agua fresca 
y efervescente de deseo.

Entonces recorro con la pluma 
cargada de celos
cada trazo tatuado en mi muslo
hasta emborronar mi epidermis
amordazada con tus besos.