Una novela histórica con mucho misterio de la que aprendes un montón. Especialmente me ha gustado el epílogo del autor donde nos explica o nos aclara los hechos tras la ficción además de ratificar que los personajes históricos de los que se nos habla en la novela fueron reales.
Michael White nos hace viajar al pasado, a un siglo XXI lleno de intrigas inquisitorias y conspiraciones para matar a la mismísima reina de Inglaterra, Isabel Tudor. Un esqueleto hallado en unas obras en Londres sera el nexo de unión entre aquella época y la actual. Tres asesinatos que parecen estar estrechamente relacionados con el hallazgo haran que el recién llegado inspector jefe Jack Pendragon se emplee a fondo en sus pesquisas al tiempo que lidia con su propio bagage.
El primer capítulo del libro te atrapa y repugna a partes iguales, con lo que resulta difícil no continuar con su lectura. Es un libro de lectura fácil, amena y de poco más de 300 páginas que te leerás en un par de tardes.