miércoles, 29 de enero de 2020

VOLVER

Es increíble lo inmisericorde que puede llegar a ser la vida. Vivimos en un mundo lleno de contradicciones, incongruencias y paradojas en los que nosotros mismos caemos sin ser apenas conscientes de ello. Deseas una cosa y sin embargo dices otra. Piensas de una manera y  expresas lo contrario o peor aún algo que consideras que está mal que otros hagan  no está tan mal si el actor eres tú. Así que he aquí una reflexión poética, si se me permite la expresión, de mi sentir al respecto de todo lo mencionado.

"Me dices que vuelva pero no me abres la puerta. Me pides que vuelva pero me das la espalda. "Vuelve", me dices con insistencia pero no me allanas el camino. Al contrario, me levantas muros que mi corazón roto no puede saltar, ni trepar sin la ayuda de tu cuerda que ni siquiera me ofreces.

"Vuelve", me dices con insistencia pero ni me miras a la cara, no vaya a ser que se implementen mis pensamientos en ti. Aun así quieres que vuelva. Ya di el primer paso pero tú ni siquiera haces amago acercarte a mí. Y yo solo siento que te alejas, que con tus labios me dices que me quieres pero no me lo puedes demostrar.

"Es una muestra de amor" dejarte sola y que te arrastres volviendo a mí. Esas son tus palabras porque yo me alejé y yo quiero volver y tú quieres que vuelva. No eres como aquel padre que viendo a su hijo a lo lejos se emociona y corre a sus brazos. Su amor era tan fuerte que olvidó su castigo.

"Quiero que vuelvas porque te quiero pero te daré la espalda y no abriré mis brazos."

Y las fuerzas me fallan, ni un pequeño aliciente recibo que me ayude a seguir mientras pisoteas mi dignidad como si fuera un malhechor que no merece vivir.

"Quiero que vuelvas porque te quiero pero no te voy a ayudar"."

Esta es una reflexión desde el otro lado.