Ambientada en la España convulsa de las guerras carlistas nos traslada a remotos pueblos en el corazón de los Pirineos cuya vida gira en torno a unos incipientes balnearios. Las preciadas aguas termales harán que durante unos meses al año el pueblo bulla de movimiento y prosperidad mientras que el resto del año sus habitantes tendrán que sobrevivir aislados por la nieve y los difíciles accesos a la zona.
Attua siente que no podría vivir en ese entorno y por eso se traslada a estudiar ingeniería en Madrid gracias a la ayuda de su influyente tío. Sus planes de futuro no pasan por explotar el negocio familiar de las termas. Sin embargo un desgraciado acontecimiento hará que no le quede más remedio que hacerse cargo y con ello renunciar a sus planes de migrar definitivamente a la capital con su amor secreto, Cristela, que desea tanto como él salir de aquel agujero que les ahoga. Ambos se verán atrapados en un entorno hostil en el que primarán los intereses económicos y familiares por ambas partes.
Aunque la historia tiene un trasfondo histórico, realmente es una historia de amor. Unos amores imposibles que no convergen en el tiempo, reales como la vida misma. Esa que te lleva por donde quiere, que trastoca tus planes y a veces te arrebata el control.
Suelo rehuir de la novela romántica, no me entusiasma, sin embargo aunque esta novela es una historia de amor no es empalagosa ni ñoña. Trata del devenir de la vida, cruel en ocasiones, y el amor imposible de Attua y Cristela.
