lunes, 20 de enero de 2014

SI ME CALLO ME SALEN SUBTÍTULOS

A veces uno tiene la necesidad de gritar al mundo las cosas que le oprimen por dentro, escupirlas como agua amarga que entró sin querer en nuestra boca. Yo tengo esa necesidad.

Creé mi blog para escribir mis reseñas, y seguiré con ello. Pero alguien muy cercano a mí me dijo: "¿Por qué no escribes lo que sientes en tu blog? Al fin y al cabo es tu blog y puedes escribir en él lo que te de la gana." Y pensé, qué caramba, es cierto, es mi blog, y si me apetece escribir una poesía lo haré, y si me apetece escribir una reflexión lo haré y si me apetece gritarle al mundo lo haré.

Necesito hablar, desahogarme sin interrupciones, y este sea probablemente el mejor sitio. Tengo un amigo que dice que no entiende esa necesidad de las mujeres de hablarlo todo, pero bueno tampoco yo entiendo algunas reacciones de los hombres. Está claro que por mucho que nos empeñemos, no somos iguales. Los hombres y las mujeres vemos y sentimos las cosas de manera distinta. Por algo se dice que los hombres son de Marte y las mujeres de Venus. 

En esta ocasión me apetece subir un poema que escribí estando cabreada, dolida, decepcionada y desconcertada. Sé que mis poemas me exponen demasiado y últimamente me han dicho mucho que no me deje llevar tanto por los sentimientos y las emociones, que no sea tan vehemente, en definitiva, que sea de otra manera. Pero no sé hacer nada que no me salga de las tripas, soy visceral y pasional y ya tengo una edad en la que me da todo un poco igual, en la que he perdido la vergüenza y en la que  puedo gritar sin miedo lo que pienso. Es más, si no fuera así me saldrían subtítulos, como en la imagen de cabecera. Esta es mi opinión, mi reflexión y mi poema y por supuesto no tiene por qué agradarle a todo el mundo.

No me gustan los blogs con entradas demasiado largas así que voy a acortar la mía. Aquí os dejo mi cabreo-poema.

PÓKER
                                              
Nunca te engañé
Desde el principio te mostré
Todas mis cartas
Escalera de corazones
Que sin miedo comenzaste a subir
Peldaño a peldaño
Marcando cada carta
Tal vez querías jugar haciendo trampas

Nunca me guardé un as en la manga
Y mi rey de corazones estaba a buen recaudo
Gobernando mi vida con un cetro de amor

Nunca pedí ser yo tu reina
Ni de picas ni diamantes
Ni siquiera de tréboles
Aunque habría sido uno de cuatro hojas
Por el que habrías podido apostar
Cambiando sin duda tu suerte.

Aposté fuerte, sin duda más fuerte que tú
Todas mis fichas sobre la mesa
Con el tapete verde de la esperanza
Perdí mi apuesta en mi retirada.

Ahora pretendes bajar la escalera
Y no entiendes que me duela
Si dejas mis cartas marcadas
Con las que nunca más podré jugar.

Aurora

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