lunes, 8 de septiembre de 2014

UN NIETO

Hay experiencias en la vida que nos marcan para siempre, como el casarse, el tener un hijo o la muerte de un ser querido.

Todas estas las he experimentado y han dejado una huella indeleble en mi persona. Pero hay una vivencia extraordinaria que me está tocando vivir ahora mismo, la de ser abuela.

Mucho había leído y oído sobre lo extraordinario de tener nietos. Absolutamente todos los abuelos que conozco coinciden en que es algo único y entrañable. Pensaba que esa apreciación era un tanto exagerada pues para mí lo más extraordinario y maravilloso de esta vida es ser madre, (o padre, vamos). Sin duda mis tres hijos son lo mejor que he hecho en mi vida, un pleno en la diana de mi existencia. Pero hace cuatro días fui abuela, sí joven pero abuela y he de decir que es tan maravilloso y extraordinario como ser madre.

Cuando vi a mi nieto por primera vez, ese ser tierno, esa manzanita dulce, me pareció lo más hermoso que he visto nunca. Y cuando por fin lo tuve en mis brazos, fue uno de los momentos más sublimes de mi vida. Aquella criaturita llevaba mi sangre, era parte de mí, mi descendencia. Tantos sentimientos han inspirado mis relatos, mis poemas que naturalmente esta personita que acaba de llegar a mi vida no podía ser menos. Así que aquí os dejo estos versos que salieron con solo pensar en el roce de su piel.

"Te hiciste de rogar,
nueve meses y nueve días,
de amarte en tu silencio,
de amarte en tu oscuridad.

Se gestó mi amor
en las entrañas de tu madre
y creció al ritmo de tus tejidos
al ritmo de mis sentidos.

Llegaste al mundo
sin ser fruto de mi vientre pero
siendo fruto de mi propia sangre.

Eres mi herencia
en los caudales del mundo, 
completando mi círculo, 
completando mi orgullo.

Estarás para siempre
en cada esquina de mi alma,
de la mano de tu padre
que fue mi parto
que fue mi gozo.

Te hiciste de rogar
pero ya te tengo entre mis brazos.
Serás mi consuelo, 
serás la luz en mi vejez."

No hay comentarios:

Publicar un comentario