martes, 13 de diciembre de 2022

LOS PILARES DE LA TIERRA


 Qué ganas le tenía a esta novela, había oído tanto hablar de ella y tan bueno que tenía que leerla y sin duda ha merecido la pena leer sus más de 1000 páginas. 

Ken Follet nos transporta a una Inglaterra medieval de reyes, condes, caballeros, obispos, monjes y damiselas valientes que para nada necesitan de un paladín que las rescate de sus apuros. 

Las historias de amor que confluyen en la novela son sublimes y ha sido una de las cosas que más me han gustado. Aunque huyo de la novela romántica, las historias que aquí nos cuentan son de amor verdadero, del que permanece en el tiempo. 

Por otra parte el transfondo de la narrativa, la construcción de una catedral gótica es apasionante, me lo pareció en la precuela de esta novela, Las Tinieblas y el Alba  y no ha sido menos en esta. La ambicíon de ese maestro constructor por llevar a cabo esa obra descomunal es contagiosa. Los detalles de la construcción desde la primera piedra que se talla en la cantera de ángulos perfectos hasta las florituras con las que son adornados los pilares sobre los que descansan los arcos resultan fascinantes.

He visitado alguna que otra catedral y siempre he salido asombrada de su inmensidad y de su complejidad, sobretodo teniendo en cuenta la época en la que se construyeron pero después de leer la novela ya no puedo verlas del mismo modo. Visitando la catedral de Murcia me quedé impactada por su enormidad, por sus arcos ojivales y su piedra labrada de una riqueza inusitada. Nunca hasta ahora me había parado a pensar en esos hombres que participaron en esas construcciones y contrario a lo que uno podría pensar no siempre eran todo lo temerosos de Dios que cabría esperar. Eso es al menos lo que se puede percibir en la novela.

El origen de  las catedrales surge de la "necesidad" de muchos obispos de tener su "kathédra", su asiento y éstas eran las sedes de sus tronos. El tamaño de la catedral era acorde a la arrogancia del obispo o abad patrocinador, generando así un clima de competitividad entre ellos a ver quién la tiene más grande. (Obviemos por favor el chiste soez).

Como también se plasma en la novela estas enormes construcciones requerían de ingentes cantidades de dinero y muchas veces se recurría a la malversación y a la extorsión. Se acusaba de herejía sin base para así confiscar los bienes de estos considerados "herejes" y así sufragar los gastos de las iglesias.

Muchos dentro de la propia iglesia elevaron sus voces en contra de tales edificios ya que lo consideraban pecado. No es de extrañar si realmente eran sinceros en su fe ya que ni el propio Cristo, al que decían seguir, gozó de  semejante opulencia. De hecho las propias Escrituras dicen que no tenía ni dónde recostar su cabeza, Mateo 8:20.

En cualquier caso me ha parecido una novela digna de todo el renombre que tiene y sin duda un éxito más que merecido para el autor.

1 comentario:

  1. K Buena review!!! Ahora Tengo ganas Otra vez de leerlo 🥰

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