Segunda novela que leo de esta escritora de novela negra que me encanta.
Un joven inglés hereda una casona en Cantabria que decide remodelar para convertirla en un pequeño hotel. Durante las obras aparece emparedado el cuerpo de un bebé recién nacido. A partir de ahí se iniciará una exhaustiva investigación que no dejará al lector indiferente.
Como la anterior novela que leí, los hechos acaecen en Cantabria, mi tierra, lo cual hace que me vea inmersa en el entorno y sea capaz de visualizar todas aquellas localizaciones que tan familiares me resultan.
Poco más que añadir. Es una novela dinámica y ágil que te atrapa desde sus primeras páginas.
Sin duda muy recomendable para todos los amantes del género.
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