Hubo un tiempo en el que sentía que el tiempo se arrastraba sin sentido, en una espera infinita de algo mejor. No era una necesidad de "encontrarme a mí misma" o esas cosas tan de "coaching" que se llevan ahora. Yo siempre he sabido quién era yo, otra cosa era que otros lo supieran.
Una parte de mi tiempo lo dedicaba a escribir "lo que mi mente inquieta me dicta", tal y como reza el encabezamiento de este blog. A veces sigo sintiendo esa misma necesidad, aunque ya no es tan acuciante como antaño.
Sigo esperando lo sublime que sin duda llegará, mientras tanto procuro centrarme en lo que ya tengo, lo tangible, lo que me satisface, lo que me hace feliz y escribo lo que me inspira un viejo reloj...
"El viejo reloj marcaba las horas,
las que se arrastran buscando tu boca.
El viejo reloj marcaba las horas,
las que lloran vacías al compás de tu sombra.
El viejo reloj marcaba las horas,
resignado a la vida mientras yo muero a la aurora."
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