Segundo libro de la trilogía En el País de la Nube Blanca,
del cual ya hice mi comentario con anterioridad.
Pues bien, mi crítica sobre el primer libro no fue muy
buena, pero prometí que leería la segunda entrega, así lo he hecho. Tengo que
decir que este segundo libro me ha gustado bastante más que el primero.
La historia se desarrolla una vez más en Nueva Zelanda,
pero esta vez las protagonistas son nietas de las jóvenes de En el País
de la Nube Blanca. En esta ocasión la autora se centra en la explotación minera
y no tanto en las granjas de ovejas. Peripecias de dos jóvenes, que son primas
entre sí, enfrentadas por un mismo
hombre. Cada una busca su lugar en la vida, viéndose ambas a abandonar su hogar
por diferentes circunstancias. Por supuesto los maoríes tienen un papel
relevante en la novela, llegando a tener una relación de parentesco con las
protagonistas.
Sin ser una novela histórica, según palabras de la propia
escritora, tiene mucho de historia, lo cual a mí personalmente me agrada ya que
se pueden aprender muchas cosas. Para que luego nadie diga que leyendo novelas
no se aprende nada. Constato que eso no es cierto.
Tal vez haya demasiados personajes, que al estar muchos
de ellos emparentados entre sí, resulte fácil hacerse un poco de lío. No
obstante no me ha quedado la impresión de que la vida de los personajes quedara
en el aire, como me ocurrió con el primer libro.
Las historias son independientes y si quieres puedes leer
este segundo libro sin necesidad de leer el primero, ya que la autora te pone
al corriente de las circunstancias que desembocan en esta segunda entrega.
No hay comentarios:
Publicar un comentario